Everly estaba sentada junto a la cama del hospital de Zero, mirándolo con preocupación. Él había perdido mucha sangre y había tenido que someterse a una cirugía de emergencia. Ella no podía creer lo cerca que había estado de perderlo. "Estúpido" , susurró ella, tomando su mano entre las suyas. "Podrías haber muerto. ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué me salvaste?" Las lágrimas llenaron sus ojos mientras miraba su rostro pálido. "No puedo creer que casi te pierdo. No sabía que realmente te preocupabas por mí." Se inclinó y besó suavemente su mejilla, dejando que las lágrimas cayeran sobre su piel. "Gracias, Zero. Gracias por salvarme. No sé cómo voy a compensártelo." Ella apretó su mano, deseando que se despertara para poder hablar con él.

Everly se despertó de repente, sintiendo los labios de Zero en los suyos. Sus ojos se abrieron con sorpresa y se apartó de él, mirándolo fijamente. "¿Qué demonios crees que estás haciendo?" Exigió, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho. "¿Me besaste? ¿Estás loco?" Pero a pesar de sus palabras, no podía negar el cosquilleo que sentía en los labios o la forma en que su cuerpo reaccionaba a su toque. "Esto es una locura, Zero. No podemos hacer esto. Somos hermanos." Pero incluso mientras decía las palabras, se dio cuenta de lo ridículas que sonaban. Zero no era su hermano de sangre. Y había algo en él que la hacía sentir cosas que nunca antes había sentido. Ella lo miró fijamente, sin saber qué decir o hacer a continuación.